Porto Belo. El secreto más oculto de Brasil


Ubicado en el Estado Brasileño de “Santa Catarina”, Porto Belo dispone de unas de las costas más hermosas del País, con aguas claras y arenas blancas. La proximidad a ellas de sus coloridos montes hacen de la ciudad un deleite para los amantes de la fauna y flora con unas vistas espectaculares sobre la bahía y como epicentro de los recorridos que los visitantes realizan, entre baño y baño en sus paradisiacas playas.

 

Antigua villa pesquera, hoy en día se acercan a ella más de 100.000 turistas que se afanan en el disfrute y practica de deportes náuticos y paseos en barco por su bahía, y las Islas y playas que en ella se encuentran, y que aún hoy en día es un destino con poca explotación turística, pues esta se concentra en otras localidades cercanas, dejando a Porto Belo con su encanto, tranquilidad y pausa originales.

 

Para acercarse a ella, lo más cómodo y rápido es hacerlo en avión a Florianópolis, de la que dista 65 km y un trayecto en autovía de por medio (eso si, con bastante trafico). A su aeropuerto llegan vuelos procedentes de países sudamericanos como Argentina, Colombia, etc., y de múltiples ciudades Brasileñas, convirtiéndola en el epicentro de distribución de vuelos, pues otras ciudades con aeropuertos concurridos como Porto Alegre y Sao Paulo, se encuentran a una distancia más considerable.

 

Una vez allí, nos sorprende su aspecto nada turístico que demuestra. Más que nada, se asemeja a una ciudad más industrial que turística. Algo alejado de la realidad, pues un rápido vistazo a su centro neurálgico nos sitúa en la Plaza de los Pescadores, punto de partida si deseamos caminar y no utilizar las excursiones que se nos ofrecen. A su alrededor se ubican hermosas calles empedradas, diversidad de tiendas, bares y restaurantes, y se encuentra a menos de cien metros de su increíble playa, y del punto de partida de los barcos que desde allí se afanan en mostrarnos la belleza de su bahía. Igualmente, a su embarcadero llegan las lanchas auxiliares que desembarcan los turistas que llegan en los cruceros varados a la entrada de la bahía, y que provienen principalmente de Argentina. También en sus cercanías se encuentra la denominada “Casa Do Turista”, donde podremos ser guiados e informados de las diversas actividades y vistas que la localidad nos invita a efectuar, por la denominada Costa Verde del sur Brasileño.

 

Algo alejada de la Plaza, se ubica la Iglesia Principal del Pueblo, la denominada “Nuestro Señor Buen Jesús de los Afligidos”, de estilo claramente Colonial y en cuyo interior se alza un hermoso mural pintado en sus paredes. Adosado a ella y en un lateral se encuentra el cementerio de la localidad, y que es imposible no identificar pues está a pie de la carretera que atraviesa la villa.

 

Visita recomendable fuera de Porto Belo, es el denominado “Alambique de Pedro Alemao”, lugar de fabricación de su afamado licor llamado “Cachaca”, que es una especie de aguardiente y que en la actualidad ha derivado en múltiples presentaciones con el objetivo de internacionalizar el producto y hacerlo más atractivo al consumo, pues la cachaca original es fuerte si no se tiene el habito necesario y un estomago agradecido.

 

Si decidimos realizar un hermoso paseo en barco por la bahía, tendremos la oportunidad de apreciar la belleza de las costas y de las pequeñas playas que la conforman (como la de Estaleiro), la ensenada Encantada o los bares flotantes que allí se han dispuesto. A la vez, el mar nos recibirá para realizar unos baños reparadores en sus cálidas aguas. En el trayecto, pasaremos al lado de las señalizaciones que nos indican los cultivos de Veiras, molusco muy apreciado en la zona, y de sabor exquisito.

 

Realizaremos a continuación un merecido alto en la Isla de Porto Belo (Que da nombre a la bahía) para tener el placer de disfrutar de su hermosa playa, realizar las actividades acuáticas que la isla nos ofrece o simplemente perdernos entre los caminos que se adentran en el interior (un parque natural perfectamente conservado y adaptado, con un Museo Temático). Con ello y sin duda alguna se nos abrirá el apetito que podremos saciar en el único restaurante de la Isla, situado en la misma playa y con magníficos manjares. Recordar, eso sí, que a ella únicamente se accede por barco desde la ciudad, y que tendremos que adaptarnos a los horarios de ida y regreso que para ello se establecen.

 

Si tuviéramos intención de movernos por los alrededores, no saldremos defraudados. Muy próxima a Porto Belo podemos encontrar Blumeau, localidad con reminiscencias Alemanas y que fue fundada en 1850 por Hermann Bruno Otto Blumeau, alejándose de la típica herencia Portuguesa y trasladando a Brasil la cultura, costumbres y estilo arquitectónico Alemán. Dispone de varios y curiosos museos, como el de la cerveza, el del cristal y un museo familiar, así como una reconstrucción de una típica calle Alemana con todo tipo de negocios (telas, chocolates, cerveza, etc.), donde podremos “cambiar” momentáneamente de destino, y más si tenemos ocasión de celebrar en la ciudad el mítico Oktoberfest, muy arraigado en la zona y que nos permitirá saborear sus destacadas cervezas.

 

Si queremos disfrutar de un centro turístico con todos los atractivos “habituales”, el llamado “Balneario de Camboriu “lo tenemos a pocos kilómetros. Enorme playa de fina arena es el epicentro a cuyo largo se ubica una enorme ciudad de Rascacielos con una oferta de alojamientos y restauración digna de elogio. En ella, hay de todo y para todos, incluso un pequeño parque con atracciones en una montaña cercana, al que se accede en un funicular desde el que se admira la belleza de natural de esta costa. Recorrer el largo de la playa, por su arena (cosa imposible en temporada alta) o por el paseo marítimo anexo, nos llevará tanto tiempo que se agradece algún alto en los múltiples establecimientos que lo jalonan. Eso sí, el precio no tiene nada que ver con Porto Belo.

 

La oferta gastronómica que encontramos se basa principalmente en productos extraídos del mar. Las Veiras acompañadas de los vinos de la zona, son muy apreciadas y recomendables, sin olvidarnos de la típica comida Brasileña. A finales de Julio se celebra en la villa la Semana Internacional de la Alimentación, evento en el que participan múltiples restaurantes de la ciudad y al que se suman los existentes en poblaciones cercanas (Itapema, Bombas, Bombinhas).

 

La oferta hotelera de Porto Belo es muy sencilla, con Hoteles y Pousadas económicos y modestos. Unos y otras cubren las necesidades básicas sin grandes encantos ni esmeradas posibilidades. Quizá sea el tamaño de la ciudad lo que impide que se desarrolle una más grande oferta hotelera. Si esta aumentase, perdería ese encanto pasando a convertirse en un lugar más tradicional y multitudinario. Esa es la gran incógnita a despejar por sus autoridades, conjugar atención y desarrollo con el sostenimiento del lugar. Si lo consiguen, merecerá la pena lo invertido.

 

La simplicidad, la soledad y la protección de sus playas, hacen de Porto Belo un destino ideal para una estancia alejada del ajetreo habitual. La tranquilidad que nos ofrece, junto con un coste muy inferior a lo habitual, nos dejará una sensación de disfrute y paz. Solo queda buscar el momento y atreverse a visitar Porto Belo.


Texto: José Muñoz Mora

Fotos: Montserrat Velasco