Turquía.  Un destino imprescindible en nuestro pasaporte


El turismo en Turquía ha caído a cifras similares al año 2008 y bajó el año pasado de unos 36 a 26 millones de personas. Así Estambul, el destino más visitado de Turquía y cuya industria turística supone alrededor del 4,5 % del Producto Interior Bruto del país, pierde visitantes extranjeros por primera vez en 16 años.

 

Esta lectura negativa para los descendientes de los otomanos es sin embargo un dato positivo para los viajeros que quieran poner en valor la mezquita azul, el Palacio Topkapi, la Torre Gálata o alguna de las decenas de monumentos que merecen la pena conocer en Estambul, al poder optar a ofertas vacacionales realmente atractivas y muy por debajo de su "valor real".

 

Bien sea haciendo un crucero por el Bósforo, o aterrizando en el Aeropuerto Internacional Atatürk, ningún viajero podrá sentirse satisfecho si a lo largo de su vida no respira la mezcla de civilizaciones y culturas que se entrelazan en los mercados, museos y monumentos de la históricamente conocida como Constantinopla.

 

Visitar las tierras del imperio bizantino no es una tarea simple, conviene no olvidar que hablamos de una ciudad milenaria de un valor patrimonial histórico e incalculable con un catálogo de tesoros visuales de la máxima consideración. A ello le debemos sumar sus infinitas bellezas naturales y su heterogénea mezcla de raíces que te trasmitirá la sensación de caminar por una decena de culturas diferentes sin salir de un solo barrio.

 

Pero Turquía no solo puede presumir de Estambul como bandera turística, y en su situación "privilegiada" como porteros entre oriente y occidente retumban poblaciones de la talla de Ankara, Antalya, Mugla, Izmir o las bodegas de Kocaeli.

 

Si realizamos un tour mental entre los "imprescindibles" para visitar en Turquía no podemos olvidarnos de caminar bajo la historia en la ciudad subtérranea de Kaymakly, dejar volar nuestra imaginación con un viaje en Globo en Capadocia o retraernos en nuestro interior más ancestral renaciendo en el Monasterio de Selime.

 

Turquía no se conocerá en un solo viaje. Es impensable ni aunque realizáramos una decena. Pero nadie debe cerrar su pasaporte sin contar con un sello que desempolvará la historia viva de nuestro continente.