Roda de Isabena (Huesca). En el Claustro de la Catedral


Pocos restaurantes tienen la oportunidad de disponer de una nave románica del siglo XII para albergar y dar de comer a sus comensales.

Y esto, precisamente, es lo que sucede en este pequeño pero encantador restaurante ubicado en el claustro de la Catedral de esta pequeña villa situada y construida en piedra en la cima de una colina a cuyos pies discurre el río Isabena; al decir de algunos, el pueblo más pequeño de España con Catedral declarada Monumento Nacional, excepcional presbiterio elevado sobre criptas y zonas colmatadas y acogedor claustro del siglo XII con originales capiteles.

En la paz y silencio de este maravilloso claustro, aparece una pequeña puerta que da paso a lo que antaño fue “Comedor de los Canónigos” y que hoy acoge a quienes allí dirigen sus pasos para cerrar la visita a tan pintoresca población con un magnifico ágape. Amén de la decoración, que ya justifica el adentrarse en su interior y ocupar una mesa bajo la sobrecogedora bóveda románica, el lugar dispone de un valioso mobiliario antiguo, lienzos, murales y la amabilidad de un equipo de profesionales de la hostelería dispuestos a que la estancia en el “Roda de Isabena“ se convierta en un festín gastronómico de inolvidable recuerdo.

Para empezar, Yolanda, responsable de la sala e hija de Dña. Dolores -cocinera y alma mater del lugar desde que se pusiera en marcha el restaurante a principios de los ochenta-, nos coloca en la mesa una fresquísima ensalada de cabra, unos canelones de los de la “abuela” y una crema de puerros de sorprendente textura, para servir a continuación algunos de los considerados “platos fuertes” de la casa, desde el ciervo en salsa de arándanos o a la strogonoff, a la clásica y popular longaniza de Graus, sin desdeñar unos pies de cerdo de perfecta cocción y mejor sabor o la majestuosa perdiz de campo servida entera. Platos sabiamente elaborados en generosas raciones que consiguen saciar al más hambriento de los mortales. El capitulo de postres es otra de las grandes sorpresas del lugar, pues a la larga y clásica lista de cuajadas, flanes, natillas o pasteles, hay que destacar el valor añadido de estar hecho por Dña. Dolores, quien trabaja con autentico mimo y devoción los dulces que enseguida percibe el paladar del comensal.

Todo ello, regado con los excelentes caldos del Somontano y servido por un equipo de jóvenes camareros que con su simpatía y profesionalidad, hacen, si cabe, más agradable el inolvidable ágape “isabeno”.

 

Roda de Isabena.

Claustro de la Catedral

Plaza Mayor, S/N

Tf: 974 544 554

www.hospederia-rdi.com